Llegó a Guadalajara en 1897, alternando varios locales de estudio, situados en la plaza del Jardinillo y calle Mayor Allí ejecutaba sus retratos que, según sus primeros anuncios, vendía por 1’50 pesetas la docena; además de ofrecerse como fotógrafo a domicilio.
También mantuvo relaciones empresariales con otros profesionales madrileños que le permitieron tener otro gabinete en la calle de la Bola de la capital de España.