Sinforiano García Sanz nació en Robledillo de Mohernando el 8 de junio de 1911, donde se educó a la manera antigua, entre la familia y el maestro. A los 11 años acaba la enseñanza primaria que podía recibir en su pueblo y marcha a Madrid.

En Madrid desempeña diferentes trabajos como mozo cortador de telas hasta pasar al gremio de los ayudantes. Trabajó en el Centro de Estudios Históricos hoy Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Aquí conoció y colaboró con diversas personalidades del mundo de la cultura, como Francisco Layna Serrano, Tomás Camarillo, José Antonio Ochaita, José Sanz y Díaz, Claro Abánades, Castillo de Lucas, José María Alonso Gamo, Ramón de Garciasol…

En 1949 instala una pequeña librería en la calle Fuencarral de Madrid.

Fue socio fundador de la Casa de Guadalajara en Madrid, desempeñando diversos cargos, entre ellos el de bibliotecario.

En sus viajes y encuentros con las gentes de los pueblos, que en la década de los 40 estaban todavía muy aislados, fue descubriendo esas fiestas de las que nadie había hablado nunca: las botargas y los enmascarados alcarreños. Llegando incluso a llamar la atención de quién a la sazón era el más entendido en folclore en España, Julio Caro Baroja.

Colaborador asiduo en la prensa alcarreña del momento: Nueva Alcarria y Flores y Abejas. Poco a poco se fue especializando en la descripción de costumbres, fiestas, ritos, canciones. Aunque su producción bibliográfica no es abundante, no por ello deja de ser un gran referente como queda patente en varias revistas especializadas, entre ellas la Revista de Dialectología y Tradiciones Populares o los Cuadernos de Etnología de Guadalajara.

Sinforiano muere en Madrid el 23 de junio de 1995.

La esencia de la labor de Sinforiano queda muy bien recogida y expresada por el Cronista Provincial de Guadalajara, Antonio Herrera Casado en su recuerdo a Sinforiano en junio de 2011 que dice: “De sus escritos aprendí el respeto con que uno ha de acercarse a las manifestaciones populares en fiestas y celebraciones. Él fue el primero que señaló el interés de una fiesta que hasta entonces había pasado desapercibida entre los historiadores clásicos”.

La Diputación Provincial de Guadalajara adquirió en la década de los 80 del siglo pasado la biblioteca personal de García Sanz, convirtiéndose en uno de los fondos más importantes para los estudiosos de temas de etnología y folclore, que se conserva en la Biblioteca de Investigadores de la Provincia de Guadalajara.

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