Justo un mes antes de celebrarse la sesión inaugural de cine en Guadalajara el articulista Miraul comentó en La Crónica esta nueva maravilla de la técnica (se trata de la más antigua referencia al cine aparecida en la prensa local) y así, intencionadamente o no, preparó a la ciudadanía para el acontecimiento, aunque es muy probable que algunos vecinos ya hubieran contemplado películas en Madrid. Como era norma en la época, el periodista hizo residir en el fenómeno fisiológico de la persistencia retiniana la causa de la percepción del movimiento aparente, idea que hoy sabemos es errónea. Además escribió mal algunos apellidos (Edisson, Marcey, Auschutz, en vez de Edison, Marey y Anschütz) y bautizó como finaquimetóscopo al phénakistiscope de Plateau con el que, por supuesto, nada tuvo que ver Edison. La anunciada continuación nunca se publicó.